La jornada laboral de 37,5 horas semanales se perfila como uno de los cambios laborales más relevantes de los últimos años en España. Aunque aún no está implementada de forma generalizada, su aprobación se contempla como parte de futuras reformas laborales que buscan adaptar el mercado de trabajo a nuevas realidades sociales, mejorar la conciliación personal y optimizar el tiempo laboral sin que ello suponga una reducción salarial.
A continuación, repasamos qué implicaría este cambio, qué sectores se verían más afectados y cómo podrían pararse las empresas en caso de que se apruebe.
¿Qué es la jornada laboral de 37,5 horas?
La propuesta consiste en reducir la jornada laboral ordinaria semanal desde las actuales 40 horas a un máximo de 37,5 horas semanales, manteniendo la retribución económica actual y los derechos adquiridos en convenios o contratos.
Aunque por ahora no es de aplicación obligatoria, se prevé que, de aprobarse, la reducción sea progresiva, y se establezca un calendario que permitirá a empresas y trabajadores adaptar sus procesos internos. La idea es que la nueva jornada no afecte negativamente a la productividad, sino que la mejore al optimizar el uso del tiempo y fomentar el bienestar.
¿Quién se verá más afectado?
De ponerse en marcha, la jornada de 37,5 horas beneficiará especialmente a trabajadores del sector privado que actualmente superan esa duración semanal. Según datos del mercado laboral, los sectores con mayor jornada efectiva incluyen:
- Industria
- Construcción
- Transporte y logística
- Actividades extractivas



En cambio, en sectores como la educación, la sanidad o la administración pública, que ya aplican jornadas próximas a este nuevo límite, por lo que notarán menos impacto.
¿Qué deben hacer las empresas?
Las organizaciones tendrán que revisar y adaptar sus horarios, convenios colectivos y sistemas de control horario. La implementación de la jornada laboral de 37,5 horas implicaría:
- Rediseño de turnos o calendarios laborales para cumplir con el nuevo límite legal sin perder eficiencia.
- Negociación con la representación legal de los trabajadores, en caso de cambios en la organización del trabajo.
- Actualización del registro de jornada, que deberá reflejar fielmente el inicio, fin y pausas del trabajo efectivo.
Nuevos requisitos en el registro de jornada
Uno de los puntos clave es la obligatoriedad de un sistema de control horario accesible y digitalizado, que garantice:
- Trazabilidad del horario laboral
- Identificación del trabajador que registra su jornada
- Acceso inmediato por parte de trabajadores, representantes e inspección
- Conservación de los registros durante al menos 4 años
Las sanciones por incumplimiento pueden suponer multas de hasta 10.000 euros por trabajador, por lo que es fundamental cumplir con esta obligación de forma precisa.
¿Es viable trabajar menos horas sin perder productividad?
Numerosos estudios internacionales apuntan a que jornadas más cortas, bien organizadas, pueden mejorar tanto el rendimiento como el bienestar laboral. Una reducción del tiempo efectivo de trabajo semanal puede contriubuir a:
- Disminuir el absentismo y estrés laboral.
- Mejorar la conciliación personal y familiar.
- Favorecer la retención de talento.
Eso sí, lograr estos beneficios requiere planificación y una buena gestión del tiempo por parte de empresas y equipos.
Conclusión
Aunque la jornada laboral de 37,5 horas todavía no es una realidad obligatoria en España, su posible aplicación en los próximos años representa una oportunidad para avanzar hacia modelos laborales más sostenibles y centrados en la eficiencia y el bienestar. Para muchas empresas, supondrá un reto organizativo, pero también una ocasión para rediseñar procesos, mejorar el clima laboral y ofrecer condiciones más competitivas.
La clave estará en anticiparse, analizar su viabilidad y prepararse con responsabilidad, entendiendo que el cambio no consiste solo en trabajar menos, sino en trabajar mejor.